Lo que deberíamos saber de nuestro César Vallejo
César Vallejo, Henriette Maise y Carlos Moré en París
Sus padres querían que fuera sacerdote y, al principio, él asumió ese destino con alegría. En sus primeros poemas, de hecho, hay claras referencias religiosas y utiliza, en ocasiones, un vocabulario bíblico y litúrgico.
Curiosamente su abuelo paterno fue un sacerdote mercedario español, José Rufo Vallejo, llegado al Perú en 1829, que también tuvo una hija con la que fue su abuela, Justa Benítez Rebaza. El sacerdote había llegado a Perú invitado para celebrar la boda del hacendado de Angasmarca Pablo Manuel Porturas del Corral, cuyo fundo era el más grande del norte del Perú en su tiempo, y después se establecería como párroco en Santiago de Chuco y en otras muchas localidades. Doblemente curioso es que su abuelo materno, Sebastián Baltasar de Mendoza, fuera también un sacerdote español y su abuela, una lugareña de Santiago de Chuco.
Sus padres habían deseado dedicarlo a la carrera eclesiástica y Vallejo acabaría siendo uno de los más importantes poetas en lengua española.
En Francia vivió la bohemia parisina yendo de café en café y bailando hasta altas horas en locales del barrio latino como Gipsy y Les Noctambules.
Le encantaba seducir y también contar anécdotas picantes o bien burlarse de poemas ajenos cambiándoles las rimas y los sentidos con enorme ingenio.
En Francia vivió la bohemia parisina yendo de café en café y bailando hasta altas horas en locales del barrio latino como Gipsy y Les Noctambules.
Le encantaba seducir y también contar anécdotas picantes o bien burlarse de poemas ajenos cambiándoles las rimas y los sentidos con enorme ingenio.
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